Din capitolul: Cum sa mai ne batem joc de romanii din Spania - Badalona vigila a rumanos con cámaras de tráfico
La videovigilancia instalada por el Ayuntamiento prevé controlar los grupos de inmigrantes que considera conflictivos
El Ayuntamiento de Badalona pretende amedrentar a los vecinos rumanos más conflictivos de la ciudad con cámaras de control del tráfico. Los técnicos municipales instalaron las primeras el pasado miércoles por la mañana en la plaza Antonio Machado, en el corazón de la Salut, un barrio de convivencia maltrecha desde la llegada de centenares de gitanos rumanos hace ya cosa de un lustro, un barrio conocido ya en media Europa gracias a los múltiples reportajes sobre sus pisos patera y discusiones multiétnicas en los rellanos.
"Carrers videovigilats. Control de trànsit", advierten las señales recién colocadas. Y a renglón seguido: "Strada de supraveghere. Controlul traficului". Para que a todo el mundo le quede bien claro. Pronto nuevas cámaras se instalarán en otros puntos del barrio. El gobierno del alcalde Xavier García Albiol está recurriendo a un estratagema legal para desplegar su particular Gran Hermano: la videovigilancia de la ciudadanía requiere de la autorización de la Generalitat, un permiso que sólo puede lograrse después de muchos y muy farragosos trámites. Controlar el tráfico es administrativamente hablando mucho más sencillo. Es una medida más común de lo que parece. El anterior gobierno ya recurrió a ella en la zona de ocio nocturno.
Y es que tráfico en torno a la plaza Antonio Machado es más bien escaso. Pero desde hace años este lugar es punto de encuentro de los rumanos de la Salut. "Las cámaras están puestas para controlar el tráfico –asegura el alcalde García Albiol–. Pero si su presencia disuade a alguien de hacer algo que no debería hacer o graban algo que no se debería haber hecho pues mucho mejor. Muchos vecinos están hartos. Hemos puesto señales en rumano porque por el barrio de la Salut circulan muchos conductores rumanos". La medida es valorada por los vecinos de siempre, aunque sea recibida con escepticismo.
"Mala idea no es. Pero esta gente pasa de todo", dicen en el bar de la plaza. "La plaza es suya. Muchas veces da miedo cruzarla". "Se ponen a trapichear, a pegarse los unos a los otros". "Por la mañana vienen a buscarles las furgonetas que llenan de chatarra". "A los niños, en lugar de llevarlos al colegio, los traen aquí todo el día". "Por la noche beben, se emborrachan, discuten, se pelean...". El camarero, un inmigrante chino, tercia desde el otro lado de la barra: "Dan muchos problemas porque nunca quieren pagar, sacan las bebidas a la calle y luego la policía me dice cosas a mí, meten bebidas de la calle en el bar, siempre mal... son, como dicen los españoles, gentuza".
El conflicto se cierne ya de un modo enquistado en la Salut no porque los rumanos sean los autores de los delitos que se cometen en el barrio o vendan droga en las puertas de los colegios, sino sobre todo por mil y un detalles que amargan la vida cotidiana ciudadana y socavan la convivencia desde hace años: vecinos que martillean chatarra al otro lado de la pared, pañales sucios en las escaleras, grupos de hombres en las esquinas cuyas miradas intimidan a las mujeres... En este rincón de la Serra d'en Mena el incivismo es un problema más grave que la delincuencia.
El Ayuntamiento instalará en breve nuevas cámaras para el control del tráfico en otro de los rincones preferidos de los rumanos de la Salut, en la esquina de las calles Juan Valera y Nàpols. Aquí, en Juan Valera, el que fuera punto de carga y descarga de chatarra de numerosas furgonetas, ya se llevó a cabo recientemente otra medida propia de gestión del tráfico: se prohibió aparcar furgonetas.
sursa: http://www.lavanguardia.com
El Ayuntamiento de Badalona pretende amedrentar a los vecinos rumanos más conflictivos de la ciudad con cámaras de control del tráfico. Los técnicos municipales instalaron las primeras el pasado miércoles por la mañana en la plaza Antonio Machado, en el corazón de la Salut, un barrio de convivencia maltrecha desde la llegada de centenares de gitanos rumanos hace ya cosa de un lustro, un barrio conocido ya en media Europa gracias a los múltiples reportajes sobre sus pisos patera y discusiones multiétnicas en los rellanos.
"Carrers videovigilats. Control de trànsit", advierten las señales recién colocadas. Y a renglón seguido: "Strada de supraveghere. Controlul traficului". Para que a todo el mundo le quede bien claro. Pronto nuevas cámaras se instalarán en otros puntos del barrio. El gobierno del alcalde Xavier García Albiol está recurriendo a un estratagema legal para desplegar su particular Gran Hermano: la videovigilancia de la ciudadanía requiere de la autorización de la Generalitat, un permiso que sólo puede lograrse después de muchos y muy farragosos trámites. Controlar el tráfico es administrativamente hablando mucho más sencillo. Es una medida más común de lo que parece. El anterior gobierno ya recurrió a ella en la zona de ocio nocturno.
Y es que tráfico en torno a la plaza Antonio Machado es más bien escaso. Pero desde hace años este lugar es punto de encuentro de los rumanos de la Salut. "Las cámaras están puestas para controlar el tráfico –asegura el alcalde García Albiol–. Pero si su presencia disuade a alguien de hacer algo que no debería hacer o graban algo que no se debería haber hecho pues mucho mejor. Muchos vecinos están hartos. Hemos puesto señales en rumano porque por el barrio de la Salut circulan muchos conductores rumanos". La medida es valorada por los vecinos de siempre, aunque sea recibida con escepticismo.
"Mala idea no es. Pero esta gente pasa de todo", dicen en el bar de la plaza. "La plaza es suya. Muchas veces da miedo cruzarla". "Se ponen a trapichear, a pegarse los unos a los otros". "Por la mañana vienen a buscarles las furgonetas que llenan de chatarra". "A los niños, en lugar de llevarlos al colegio, los traen aquí todo el día". "Por la noche beben, se emborrachan, discuten, se pelean...". El camarero, un inmigrante chino, tercia desde el otro lado de la barra: "Dan muchos problemas porque nunca quieren pagar, sacan las bebidas a la calle y luego la policía me dice cosas a mí, meten bebidas de la calle en el bar, siempre mal... son, como dicen los españoles, gentuza".
El conflicto se cierne ya de un modo enquistado en la Salut no porque los rumanos sean los autores de los delitos que se cometen en el barrio o vendan droga en las puertas de los colegios, sino sobre todo por mil y un detalles que amargan la vida cotidiana ciudadana y socavan la convivencia desde hace años: vecinos que martillean chatarra al otro lado de la pared, pañales sucios en las escaleras, grupos de hombres en las esquinas cuyas miradas intimidan a las mujeres... En este rincón de la Serra d'en Mena el incivismo es un problema más grave que la delincuencia.
El Ayuntamiento instalará en breve nuevas cámaras para el control del tráfico en otro de los rincones preferidos de los rumanos de la Salut, en la esquina de las calles Juan Valera y Nàpols. Aquí, en Juan Valera, el que fuera punto de carga y descarga de chatarra de numerosas furgonetas, ya se llevó a cabo recientemente otra medida propia de gestión del tráfico: se prohibió aparcar furgonetas.
sursa: http://www.lavanguardia.com
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